Esta festividad en sus comienzos, se hacía en la casa de uno de los vecinos, el cual nos relató el caso, mientras nos conducía en uno de los únicos autos de alquiler que posee Luyaba, al predio donde se llevaría a cabo la comilona,que era el balneario municipal, con espacio generoso en cuanto a arboleda, quincho y baños para recibir al público que con los años había aumentado en número y ya no sé reducía a los vecinos que se reunían años atrás en aquella casa de frente a la plaza.
Las gallinas se hierven en cada hogar, para luego ser llevadas al balneario donde se acumulan en grandes ollas,listas para ser servidas. En los peroles donde fueron hervidas se cocinan los choclos,papas,zapallo y otras verduras que ofrecen al paladar un gusto muy sabroso.
Para llegar al sitio de la fiesta se debe recorrer desde la ruta unos dos o tres kms, por un caminito bordeado de profusa arboleda.
Con mi hermana, que estaba de visita en mi casa por aquellos días,tomamos el micro que se dirige a Villa Dolores, poniéndonos en contacto previamente con una amiga de ella que habitaba en la citada localidad para encontrarnos en Luyaba.
Cuento ésto, pues no recordando bien la ubicación de todos los pueblitos que debemos cruzar hasta llegar a Villa Dolores,me pasé de largo y calculo que fue un tramo antes de Travesía que descendimos en medio del hermoso pero equivocado rumbo.
Les cuento que tengo la suerte de que jamás me abandona el duende de la montaña, el cual me adoptara al poco tiempo de instalarme en Piedra Blanca; ya sabemos que estos personajes a pesar de a veces hacernos padecer con sus travesuras, son solidarios con los que creemos en ellos y así fue que ante la incógnita de no saber como íbamos a retomar el camino que nos llevara a Luyaba,se nos apareció un patrullero cordobés, que al ver nuestra cara de desolación, nos llevó a nuestro destino.
Vista de la cocción del puchero, del cual se podía saborear la sopa. Asadores con chivitos. Mesa de dulces y no faltaron las empanadas
En esta foto, se aprecian: sra. de Villa Dolores y detrás de ella, un grupo de Villa de Merlo, asiduos concurrentes de peñas, que pusieron la nota bailable entre chacareras y gatos.
Aquí trato de hacerles llegar a ustedes, público lector, los encantos que poseemos en estas zonas lejanas a la gran ciudad. Gente sencilla, aire puro y sobre todo ¡¡¡ALEGRÍA!!!!
Hasta la próxima entrega.
Escrito en Piedra Blanca,San Luís.Argentina
