jueves, 2 de febrero de 2017

EL JARDÍN ABANDONADO

EL JARDÍN ABANDONADO

Verde claro y verde obscuro, viento meciendo rosadas campanillas semicerradas
Don romero entrelaza su perfume con su amiga y compañera de tantos años , esa  lavanda que aùn un tanto semiseca continúa seduciendo con su aroma
Que piensa el romero mientras se mece somnoliento arrebujado en los recuerdos del que fuera el jardín encantado de plantas exóticas que aparecían entre cada surco y cada piedra?
Evoca acaso esa mano de largos dedos que rozaban sus hojitas picudas en los días de ardientes veranos buscando calmar ardores de imposibles sueños?
Un viento piadoso peina las malezas y deja entrever en los espacios, algo de  tierra arenosa que aún guarda el brote de un rosal escondido.
Como en un sueño ardiente vientos de verano traen recuerdos invocando el pasado para que no desaparezcan  en la nada.
Y que es la nada? Un cúmulo de grises o de blancos vacíos?
La nada se marcha cuando la etérea figura de albo ropaje rescatada del recuerdo por el  romero pasea sus inconclusos sueños en el jardín encantado del recuerdo.
El fantasma ilumina cada recodo transitado del pasado dibujando aquí y allá amarillas mariposas volanderas que inician un romance con aquel picaflor verde azul que cabía en el hueco de la mano.
La nada ya no es gris ni tenebrosa; se ha pintado de rosas, de verdes y azul celeste inspirados en un cielo coloreado de blancas nubes y un aire aromado de esperanzas
No es la Ofelia que canta canciones y ofrece flores en su locura shakesperiana para luego dormir en su lecho de silenciosas aguas, es otra esta Ofelia sin nombre la que desparrama silenciosa y riente perfumes de jazmines y ecos de coyuyos noctámbulos en un cielo de nubes volanderas  para salvar al jardín del olvido. 
 Susana Galván